Hay que reinventar esta rueda
A veces es gracioso como algunas recomendaciones se vuelven dogmas que repetimos una y otra vez.
“No reinventes la rueda” es una de esas frases que los programadores pronunciamos como una verdad absoluta, pero que a veces es una pésima recomendación.
El problema no está en el consejo en sí, porque casi siempre se hace con buenas intenciones. El problema está en perder de vista que esta recomendación tienen sentido en algunos contextos pero no en otros.
A veces, reinventar la rueda es una buena idea porque permite comenzar un negocio nuevo, mejorar partes de un sistema que dan problemas o simplemente sentirse dueño de nuestro futuro, involucrarse con un proyecto y hacer mejor nuestro trabajo.
Saber programar es una habilidad muy valiosa, te permite construir, darle vida a las ideas y ganar experiencia construyendo soluciones. Te permite crecer y entender cómo funcionan las cosas.
Pero cuando no reinventamos, el trabajo se puede convertir en una serie de configuraciones y elución de problemas; en lugar de ganar confianza y entendimiento buscamos sacar provecho lo antes posible; como si quisiéramos ganar mucho invirtiendo muy poquito: instalando la biblioteca X1, añadiendo la configuración X2 o poniendo un parche que encontramos en Internet.
La metáfora de las “ruedas”, ¿Tiene sentido?
Creo que la frase “No hay que reinventar la rueda” tiene sentido si hablamos de la rueda como una idea, un concepto que vive en la imaginación de las personas.
En cierto punto concuerdo, la idea de la rueda es perfecta en sí misma.
Pero cuando hablamos de herramientas siempre nos estamos refiriendo a las implementaciones. Lo que se reinventa no es la idea, sino como esta idea se lleva a la realidad.
Y las ruedas, curiosamente, se reinventan todo el tiempo.
¿Viste alguna vez un catálogo de ruedas para bicicletas?, ¡Hay más variedades que frameworks JavaScript!, y todo hace parecer que van a seguir habiendo reinvenciones:
Otra forma de aconsejar sobre reutilización
Desalentar que las personas reinventen cosas es algo delicado, conviene hacerlo sin apresurarse y con mentalidad abierta para descubrir otras posibilidades.
No ayuda decir “no reinventemos” como si fuera un dogma. Conviene profundizar, preguntar e investigar más allá de la premisa inicial.
A veces, querer reinventar algo es una oportunidad para aprender y crecer, es útil desde un aspecto técnico y humano. No lo desalentemos de ante mano.